Carmen con un amigo en el inicio de la calle, lo que ahora sería  el horno Sánchez.

Tengo muy buenos y nítidos recuerdos de todo aquello que ha sucedido en esta calle.
Vengo de una familia de auténticos carniceros. El padre de mi madre era de Aldaia y fue allí donde empezaron con el oficio de las carnicerías.
Yo nací en esta calle y aquí he tenido lo más bueno de la vida: Amparo, Cayetano y yo.
Me acuerdo de la barbería de Miquel, de Luis el de Carmen que hacía mimbre en el ga-raje.
De los bonitos corrales que había en la calle todos llenos de flores, algunos con pozos, otros con alguna higuera.
Siempre nos hemos llevado muy bien todos los vecinos.
Donde vivía Conchín antes vivía la tía Fernanda y Julio el Carboner y en casa de Mila-gro había una taberna, pero cuando Milagro se casó dividieron la casa y empezó a vivir en ella con su marido.
En el tejado hacían mimbre.
Un día de muy pequeña me acuerdo que me disfrazaron a mí de madrileña y a Pepín, el hermano de Miguel de chulo madrileño.
Me acuerdo de Dolores y Vicenta, de Ricardo, del tío Paco, de Amparo, Juanon y Adeli-na.
Un día Dolores como mi hermano Cayetano tenía pequitas en la cara le puso polvos de talco para tapárselas.
Recuerdo las divertidas fiestas que celebrábamos y como todo el mundo jugaba en la calle porque no había coches.
Donde vive Amparo Bayo, antes vivían las tías de su marido Paco.
En conclusión, los vecinos de esta calle siempre hemos sido como una gran familia.